Los ingredientes
Según el apetito, varias docenas de sardinas enteras, sin limpiar
Sal y rescoldos de brasas, sin llama
1 rebanada de pan de hogaza
La preparación
Se asan como vienen del mar, se lavan en agua y se secan perfectamente. Con espinas, tripas, cabeza y una pizca de sal gorda, directamente a los hierros de una parrilla incandescente.
Que se asen poco a poco, churruscándose bien a una distancia prudencial del fuego para que no se achicharren y cojan el sabor del humo que desprenderán las gotitas de grasa que irán a parar a las brasas.
Voltearlas y colocarlas una vez asadas sobre el pan, para que la grasa se empape bien en la miga.
Las comemos con las manos y cuando nos entre un ataque de gula, nos zampamos el pan impregnado de grasa acompañado de la ensalada de lechuga.